El mejor método para aprender a leer 1ra parte
Por María Jurado (mamá de David)
En el fin de curso 2014-2015 me hizo reflexionar sobre los enormes avances que mi hijo tuvo durante ese año. El más importante para todos fue que concretó su proceso de lectura y escritura. Alcanzado este momento ingresamos ahora a la etapa de comprensión lectora. Estoy muy feliz por este gran progreso, y dentro de tal júbilo me di cuenta de que es importante compartir esta experiencia desde mi trinchera, reconociendo que es igualmente importante expresar mi profundo agradecimiento a todas las personas e instituciones que contribuyeron para hacer esto posible.
David, mi hijo, fue diagnosticado con Síndrome de Asperger cuando tenía 6 años. Desde el 2007, cuando tenía 3, asiste al Centro de Apoyo Psicopedagógico Aragón (CAPA),
teniendo como terapeuta titular por 4 años consecutivos a la Psicóloga Karla Mesura. Durante este trayecto pasó por todas las etapas curriculares determinadas en la estancia, reconociendo su desempeño con indicadores significativamente favorables. Actualmente se encuentra en el nivel de académicas y ya se sobrepuso al cambio de 2 terapeutas titulares más, la Psicóloga Angélica Vargas Vargas y la Pedagoga Perla del Ángel.
En 2011, asistió a una escuela preescolar privada, la cual carece de una estructura educativa de carácter inclusivo, tanto en el nivel docente como en los mismos programas curriculares. Este ámbito generó impactos negativos en el pequeño. Las crisis son siempre una oportunidad, pues justo en esa atapa me di cuenta de que, como madre, también carecía de todas las capacidades requeridas para atender las necesidades de mi hijo en este ámbito.
Tras este quiebre en nuestra realidad, busqué fortalecer mis habilidades asistiendo a diplomados o cursos para padres, con la intención de que me brindaran herramientas y una estrategia para apoyar a mi pequeño en el marco de la vida cotidiana escolar, pero sobre todo en la parte académica. Esta nueva perspectiva me permitió encausarlo hacia espacios dignamente formativos, e inmediatamente tomar distancia de otros espacios carentes de perspectivas éticas, que ante su carente formación sobre las diversidades, sólo desatinaron a etiquetar a David de perezoso y agresivo.
CONFE publicó en su página web una convocatoria para un taller de www.declic.mx “Lectura y escritura para niños con Síndrome Down y discapacidad intelectual. Método global de M.V Troncoso y Fonético-Gestual de B.Maissony”.
Rápidamente procedí a investigar y reconocí que el método de trabajo era con tarjetas. A David le había ayudado mucho el método PECS para desarrollo de lenguaje, y por ello este método me pareció muy compatible con lo que ya nos había funcionado muy bien anteriormente. Envié un correo a la Mtra. Adriana Pérez para que me permitiera acudir al curso, explicándole que yo no era profesora, ni terapeuta, psicóloga o pedagoga, pero que cuento con una licenciatura y muchas ganas de aprender y poder ayudarle a mi hijo. La respuesta fue inmediata y totalmente plausible, debido a esa paciencia y cariño que sólo una persona con amor a su trabajo puede brindar. Me respondió que por supuesto que podía asistir, explicándome que el curso también estaba dirigido a padres (noté que en el anuncio estaba especificado pero alguna razón no lo vi). El único requisito era que los padres tuvieran esa inquietud. “Los niños en condición de discapacidad pueden aprenden a leer y escribir si tienen constancia y el método adecuado.”
Tomé el curso los días 7 y 8 de Octubre del 2011. Quedé asombrada por el contenido, la manera de explicar el proceso de maduración, la forma de brindarnos técnicas para la elaboración de material; durante la dinámica también noté cómo convocaba los asistentes a participar para aportar nuevas ideas y platicar sus experiencias de éxito. Nunca olvidaré a una profesora que nos compartió la técnica para sentir la vibración gutural de la g prolongada, explicándonos que podríamos apreciarlo mejor si pedíamos a nuestros pequeños que hicieran gárgaras de agua, colocándoles sus manos en la garganta, para que sintiera de manera más clara la vibración. Indudablemente repliqué el ejercicio con David y funcionó muy bien para que diferenciara la j de la g. Otra cosa que también valore mucho fue que, durante todo el curso, se enfatizó la necesidad de acoplar el proceso formativo a la condición o desarrollo del niño y no a la inversa, es decir: “Adaptar el método al niño, NO adaptar el niño al método”. En este proceso indiscutiblemente vamos a encontrar “baches o vacíos”, ante los cuales tendremos que buscar apoyo con algún otro recurso “crear puentes temporales” (como en el Metodo Fonético-Gestual, específicamente en David se aplicaron pictogramas), con la intención de que le sirvan al alumno(a) para procesar y madurar el concepto a fin de SEGUIR con el proceso de aprendizaje. Regresé a casa con 400 fotografías, un manual, 17 hojas de notas en mi cuaderno, así como una lista de
correos electrónicos de maestros de CAM y USAER, acompañados de sus muestras de solidaridad, y su oferta incondicional de apoyo ante cualquier duda que me surgiera; a varios ya los considero valiosos amigos y amigas, y es a quienes agradezco enormemente su escucha, paciencia y orientación. Pero lo más importante, y que hoy en día atesoro de ese curso, es la idea bien clara de que:¡SÍ SE PUEDE! Fue tan grata la experiencia que la repetí; posteriormente (en abril) me inscribí al curso de matemáticas para personas con discapacidad, donde no sólo tuve la oportunidad de acceder a otras formas aprender los conceptos matemáticos que se me habían enseñado durante mi respectivo proceso formativo, sino que también pude encontrar nuevas formas lúdicas para incursionar en el proceso lógico, la maduración de los conceptos y su aplicación desde el plano matemático. Debo reconocer que este último me ayudó de manera personal a replantear mis propios conceptos, y por supuesto a mejorarlos. Entonces sí fue posible acceder a una re conexión neuronal en una persona adulta que ronda los treinta y tantos años.¡Las probabilidades son infinitamente mayores en un niño! La información y formación obtenida en ese curso, me permitió acceder a una nueva panorámica, para mejorar nuestra relación con la profesora de preescolar; dejé de cuestionar y me centré en aclarar aquellos puntos que no se estaban cubriendo. En este nuevo panorama la relación mejoró y, afortunadamente, también el trato con David; sin embargo, no existieron avances significativos en el proceso académico. Eso me llevó a revalorar también los aportes que CAPA había logrado en mi hijo durante todos esos años y que, de continuar en su habitual jardín preescolar, NUNCA LOS TENDRÍA. Conclusión: cerrar el ciclo escolar para que tuviera su certificado de pre-primaria y regresar a David para retomar la terapia en su anterior institución. En 2012 CAPA preparó un plan de inclusión educativa en la escuela Pública Primaria “Profesor Benjamín Gurrola Carrera”.
Este proceso fue cuidosamente dirigido por la Mtra. Claudia Peña (Directora de CAPA). Cumpliendo con el protocolo que el proyecto requería, se dio una inducción a los profesores y demás personal; también se le ofreció una plática al grupo de niños que estarían compartiendo el aula con
nuestros pequeños, y se le permitió el acceso a una “maestra sombra”, asignada por CAPA, durante su estancia en el salón de clase. Actualmente se cuenta con apoyo del departamento de USAER (Unidad de Servicios de Apoyo a la Escuela Regular actualmente se llaman en el D.F. UDEEI: Unida de servicios de educación especial y educación inclusiva) y entre los recursos que se implementaron para que fuese realmente una inclusión de calidad fueron los siguientes:
- Se integró la carpeta de PECS, como puente de comunicación,
- Se agenda visual para el desarrollo y secuencia de actividades,
- Se hicieron adecuaciones al currículo y a la forma de evaluar a David, entre muchos valiosos recursos.
- El resultado de una estrategia de tal envergadura fue una diferencia abismal: David no sólo mejoró en su comportamiento social, sino que también le resultó agradable ir a la escuela, puesto que el entorno de respeto, pero sobre todo el cariño que las personas les brindaron, sin duda posibilitó un desarrollo social mucho más complejo y armonioso. Con esto aprendimos que la Inclusión no se improvisa y que más allá de la intención y la buena voluntad de una directora y/o docente, la inclusión es un compromiso institucional que requiere trabajo interdisciplinario, en equipo: escuela familia y apoyos de especialistas en el área que corresponde a la discapacidad del niño.
Pero, la lectoescritura no mostraba avances. Seguía donde la Mtra. Mesura lo había dejado: reconociendo todas las letras de manera maravillosa, y sin entender la dinámica de conjugación entre consonantes y vocales; menos aún la unión de sílabas, y de éstas para formar palabras. Ante esta nube, en mi mente resonaban las palabras de la Mtra. Adriana:
“Debemos darle el tiempo que cada niño necesita, todos los seres humanos aprendemos a diferente ritmo, por lo que debemos tener paciencia, sin embargo eso NO significa que dejemos de trabajar con ellos.”
David seguía trabajando tenazmente todos los días, lo vi escribir palabras completas, realizar una lectura globalizada y hasta realizar copiado correctamente; ante esos pasos me sentí un poco más tranquila, pues eran indicadores de que él continúa aprendiendo más; sin embargo, nunca aparté la vista del camino, porque aún no hemos llegado a la meta, en este tramo noté que necesitábamos empezar a disfrutar el viaje….
Esta historia continuará la próxima semana….
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